El mundo se mece suavemente en el reflejo de tus ojos color madera de abedul
-en realidad no estoy muy seguro que sea ese tono,
ni siquiera estoy seguro de cuál es ese tono,
pero una vez te lo dije
y como que me gustó como sonaba,
y desde ese momento te lo digo siempre cuando tienen un destello concreto,
ya sabes que el arco iris a tu lado se queda corto
y tú
le ganas por goleada.-
Ojos color madera de abedul, sí,
y dedos brisa marina,
pecas de constelaciones en el firmamento
y labios de esperanza y libertad.
Hago malabares de juegos de figuras literarias
como un funambulista que hace equilibrios entre la poesía y el patetismo de las frases
pero es que por ti salto sin red si hace falta
por lograr transmitirte con palabras lo que palpita en lo más hondo de mi pecho,
en lo más cálido de mi alma.
Eres la luz de los amaneceres
y los atardeceres en los que me pierdo con la fuga del horizonte de fondo,
telón de otoño del gran teatro mundo,
sutil estela de sueños de mis días.
Ojos color madera de abedul,
mar en una mañana soleada,
cielo primaveral bajo techo de fresca sombra de verano.
Ojos color pasión,
piel con tacto de paz,
sonrisa de luna que alumbra mi picaresca por hacerte volar una noche más.
Eres
el verso que atesoro sintiendo la libertad.
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