Releeo todo lo que me decía
todo lo que quería
todo lo que necesitaba
y solo recibí una patada tras otra
y ahora ya solo soy una mirada rota.
Esa ingenuidad
de creer que me haría respetar,
de que lograría que se me valorase,
que se me tuviese en cuenta
y solo quedaron lágrimas de todo eso.
Ya no hay paz.
Ya no hay gloria.
Solo dolor.
Y el tiempo que jamás se podrá llevar nada.
Miro al suelo desde lo alto y me digo:
ya no puedo más.
Miro al suelo desde lo alto...
y es que realmente no puedo más.
Solo soy una astilla
de algo que un día fui.
Y no lo entiendo,
de verdad que no lo entiendo
para merecerme
todo lo que nunca me merecí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario