domingo, 22 de septiembre de 2024

Amores de otoño (10 años después)

El otoño ha llegado, abriéndose paso, de golpe, en medio del final del verano. Septiembre ha sido un mes de calor y playa, pero de repente, la semana pasada, el tiempo dio un giro y pasó de los 30 grados con sol a los 20 con nubes y algo de lluvia y ahora ya el aire tiene un aroma distinto. Más frío. Más sutil. Como de hojas cayendo y nostalgia en los amores de verano que se van apagando.

Siempre escuché hablar de los amores de verano.

Pero los amores de otoño... Los amores de otoño, con palabras llanas, son otro rollo. Amores que revolotean, de idas y venidas, de no tener las cosas claras, pero de puro fuego ardiendo, supongo que para quitarnos el frío. Los amores de otoño, si tengo que resumirlos, serían así, como llamas de incendio que lo arrasan todo a su paso con la única intención de sobrevivir con ellos al duro invierno.

No ocurren. No suele ocurrir. Se quedan ahí, en hibernación, después de la frenética pasión. Y rara vez llegan a más allá. Pero se recuerdan, vaya si se recuerdan, 
porque si has tenido un amor de otoño
ya jamás lo podrás olvidar.

No sin quemarte
como se quemaban los cuerpos
y los corazones
cuando eráis puro fuego.


Y es que las brasas, por mucho que parezca que están apagadas,
siempre seguirán ardiendo.

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