martes, 3 de enero de 2017

Cuando entras por la ventana de mi habitación sin previo aviso

Buenos días amor,
hoy has entrado en mi habitación de forma abierta y sin punto de sutura,
como una sonrisa que transmite calidez al corazón que la recibe;
yo estaba en cama
y tú,
supongo que en tu casa,
pero decidiste hacerme una visita express
de estas que tan bien se te dan,
y llegaste en forma de poesía
y con la fuerza del sol que entra por la ventana
me dijiste:
"buenos días",
solo eso, así de sencillo y contundente,
bueno, también añadiste:
"te quiero mucho mamor"
y yo,
tumbado,
no pude hacer otra cosa que sonreir y quedarme viendo la luz que bañaba toda la habitación
como uno de esos abrazos que me das y en los que tanto adoro perderme.
Luego desayuné,
mientras tú me observabas, con la risa en los labios y la felicidad en tu mirada,
volvimos a la habitación y nos sentamos en cama,
bueno tú,
yo me senté en el portátil y empecé a deslizarme por las teclas
intentando transmitirte todas estas experiencias.

Me detuviste suavemente,
con un gesto,
y mientras te miraba,
me plantaste un beso
en la nariz,
y yo
no pude parar de sonreir,
como me pasa siempre durante estos 448 días desde que te conozco.

Gracias por dar luz a mi vida.

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