viernes, 3 de noviembre de 2017

Mi-tola(fu)xi(d)a

Yo también abrí la caja de Pandora.
Vers[Arte] (Lía)


Yo también abrí la caja de Pandora
dispuesto a ver toda su mitología en un instante.
Me pudo la curiosidad
¿qué quieres que te diga?
Y ya no hay vuelta atrás entre tantos desastres.

Sorprendí al destino
en un giro de guion,
y fundí todos mis recursos
en un cálido climax que sucumbió a leerte en braille.

Soy una nota discordante entre tanto dogmatismo presupuesto,
entre tantos valores y juicios dados por ciertos,
entre tanta moralidad del oprimido,
entre tanto y tan poco
futil intento
de respirar ante la falta de oxígeno.

Zaratustra no tiene todas las respuestas,
pero sí muchas,
y en cada fin y comienzo
la lucha entre lo falso y verdadero
me destruye y reconstruye una y otra vez
como un solitario de cartas en el que me pierdo.

Aposté todo a una por ti
-le dije al espejo-
y fracasé de calle ante el colapso de este tiempo.

Roma sigue en pie a día de hoy,
pero ya no es la misma que antaño.
Supongo que se entiende la parábola de a lo que me refiero;
-digo mientras rompo la cuarta pared
y miro a los ojos al público externo-.

En resumen eso es la poesía:
Abrirme en tiras desde dentro hacia fuera.
Por y para mí,
pero dibujando por el camino una acuarela de lírica y épica,
un conjunto de leyendas con las que dar forma a las ideas,
un juego de estrategas hacia la destrucción,
una dialéctica de la pasión,
el acto en potencia de la felicidad huida del corazón;

un arrebatador llanto de salvación.

Un digno final
para la inexpugnable ciudad de la desesperación.

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