Recuerda, solo un libro, no dos.
Lura
Recuerda, solo un libro, no dos.
Y páginas y páginas por rellenar
y sueños que cumplir
y besos que dar.
Y el mundo pareció más bonito desde un martes de octubre
y como que todo tiene una luz más especial.
Y no sé por qué, pero hay casualidades que nunca se olvidan.
Como ese giro narrativo que no te esperas
y llega en el momento adecuado
para que no pierdas la esperanza en no olvidar jamás esa historia.
Los versos improvisados saben mejor y lo sabes.
Y lo sé,
y lo sabemos.
Y a 25 frames por segundo la vida parece más real,
pero a 13,
a 13 te da el tiempo suficiente como para memorizar cada pequeño movimiento de cámara,
cada plano, cada recurso,
cada mirada que supuso que me perdiese para siempre en ti
y me encontrase
en el calor de tu mano izquierda y el frío de tu mano derecha.
Que todo suena mejor si es al ritmo de tu corazón,
y el lento palpitar de tu respiración dando vida a la imagen
estabilizando lo inestable
orientando lo confundido
sorprendiendo lo inesperado
rimándome los colores hasta sacármelos sin que en ningún guion estuviese escrito.
Y que montaje más bonito que le das a mi rutina
y que fundidos más hermosos si es contigo
en una cama
y las transiciones al estilo antiguo, como las grandes sagas épicas en el espacio,
de nuestros abrazos;
que ojalá hacer una sesión fotográfica de todas tus pecas
y un timelapse de todos los brillos que esconden tus ojos
en cada lugar, en cada estación.
Que no sé estar atento del raccord si estoy a tu lado,
porque todo me da igual con tal de no perderme tu amor,
y tú
que eres la de los pequeños detalles
recuerdas cada gesto, cada arruga, cada movimiento
que realizo involuntariamente cuando creo que nadie nos mira.
Como si estuviésemos fuera de cuadro
porque para cuadro
y arte
tú,
yo,
nosotros,
volando en la noche americana
mientras enarbolamos la bandera de la revolución.
Que bonita es la poesía del cine acariciando tus labios.
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