miércoles, 17 de enero de 2018

El dulce sabor de tu piel

Ven a acariciar mis demonios
en esta madrugada intempestiva,
que la lluvia haga el amor con la lascivia
y que la saliva se confunda con el sudor.

Rómpeme el alma a pedazos
mientras construyes fantasías con tus labios
y sin saber poner remedio, con cuidado,
me salvarías de caer olvidado.

Susúrrame tus más oscuros sueños,
yo los mantendré enterrados,
sácame a flote los colores
que ya la muerte vendrá a liberarlos.

Retuérceme de placer,
erízame cada poro,
arquéame por última vez,
sin comprender tus secretos del todo.

Ven a calentarme la vida
y enfríarme las esperanzas,
fúndeme horror con desidia
y ya otro día lograré no ahogarme en la rutina.

Que la noche no revele nuestra ruina, Ansiedad.

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