jueves, 11 de enero de 2018

Me reafirmo en mi kale-barrokismo cuando pierdo el rumbo de la felicidad

La vida se escapó
entre versos de oniria
y el silencio se fugó
entre los recitales no escritos que no llegaron a sonar.

Zozobra el horizonte
entre montañas escarpadas
de sueños y anestesias
en vena supurando amor.

El mundo dibujó
estelas de papel
firmadas con remitente
pero sin rumbo ni destinatario.

Solapa la brisa
el brillo del mar
y el olor del atardecer
pronuncia besos de algodón.

Horas y horas
que pasan sin que se detengan las sonrisas,
risas y risas
que difuminan el dolor estelando ser feliz.

Refleja la nieve futuros
que no llegan a pasar de largo
con madrugadas refugiados
confundiendo pasado con recuerdos.

El cielo refulgió
en deseos de Lorenzo
y los laureles coronaron
los deseos que se iniciarán.

Arroja el audaz el camino
que serpentea acobardado
por viajes sin mapa ni mano
de cartas que apostar sin dudarlo.

El canto abjuró
de todos los cisnes que volarán
y las fantasías de sirenas
guiarán a los perdidos exploradores.

Horas y horas
que pasan sin que se detengan las sonrisas,
risas y risas
que difuminan el dolor estelando ser feliz.

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