Me contradigo. ¿Vas a aguantar que unos días sean oficina y otras caravana?
[...]
Se proyectan sombras sobre los muros... ¿Quiénes somos cuando salimos afuera?
Carla Camaleònica
Me voy,
huyo lejos,
siempre que puedo.
Donde nadie sepa quién soy,
donde nadie sepa nada sobre mí.
Poder ser yo:
libre,
sin condiciones,
sin tener que estar pensando
en qué pensarán los demás,
en si habrá consecuencias
por cualquier acto que no debería tener consecuencias.
Mira los muros,
allí se proyectan sombras,
sombras vagas, difusas, distantes...
de quienes somos.
Pero ¿quiénes somos
cuándo salimos afuera?
¿Quiénes somos
cuándo nos permitimos sonreír libremente,
vivir?
Tiendo al cambio,
al continuo mirar solo hacia adelante,
robarle risas al descuido,
tratar de sacar oxígeno,
para el resto del año,
a esas pocas oportunidades
en que puedo habitar el presente
sin atisbos de ansiedad,
sin miedos al qué pasará.
Y es que vivo pisando el acelerador:
huir,
siempre,
a dónde nadie me conozca
y permitirme
así,
sin límites ni ataduras,
a mí mismo conocerme.
Reconectar conmigo mismo,
para comprenderme
aunque al regresar pierda de nuevo un poco el camino.
Y así,
hasta la próxima,
volver a empezar
de nuevo el bucle infinito.
Carretera y ruta,
viaje,
campos de trabajo,
y un poco de paz en mi efímera libertad.
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