Caminé por las arenas del desierto,
planté cara a la muerte
temiendo consumirme
sin razón de tiempo,
calé en los fondeaderos,
ardí en el cielo
y embestí con bravura
a cientos
de enemigos hambrientos
por verme caer.
Seré silencio,
seré fuego griego
dispuesto a perecer.
Nadie me detendrá,
soldados, seremos libertad,
soy hijo del sueño,
soy el viento a través de la piel.
Dios en la tierra,
juventud que gobierna
el destino de la historia
en esta nueva era, vine hasta aquí,
viví firme para dejar huella.
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