La certeza de la muerte, de que es irremisible, de que no hay vuelta atrás. No existe nada más duro que tener la certeza de que todos los recuerdos quedarán en eso, en recuerdos, y que jamás podrás volver a vivirlos, solo recordarlos.
No existe nada más doloroso que saber que jamás podrás volver a ver a alguien, escuchar su voz, hablarle. Tras la muerte no hay nada, solo un inmenso vacío de recuerdos que irán cayendo irremediablemente en el olvido, hasta que finalmente, tú también desaparezcas.
Nunca más podré verla.
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