que nada encuentra
que con nada me topo.
Baile desquiciante
que atesora tesoros,
que rompe los ojos,
que arranca disfraces que esconde sonrojos.
Ya no hay nada más allá del distante reflejo de otros
sueños que mirar
entre resquicios del cristal
hecho polvo.
Añicos de tiempos remotos.
No somos nosotros.
Soliloquios enfermos
que circundan pedazos pretéritos
que teníamos en las manos
hasta perder el norte
entre cristales sin cerrojo.
No mires atrás
cuando llegue el loco.
Ya se terminó el desaire
ya no hay pataletas de sonrisas
en este calendario de olvidos
y folios en blanco quemando rastrojos.
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