poco ortodoxas de relacionarnos,
de querernos.
Intentos fugaces de comprendernos.
Habitar la vida como si la vida fuese un campamento.
Sentimientos intensos.
Experiencias veloces que nos arrastran sin preverlo.
Amigas que abrazar y cuidar mientras nos duran estos escasos 40 días de infinito tiempo.
Poner en cuarentena nuestra realidad,
aislarnos del exterior,
permitirnos acariciar el presente y dentro del frenético ritmo y caos abandonar el reloj.
Mirarnos a los ojos y entre chocolates y gominolas
a las 4 de la mañana
mimarnos la sonrisa
sin que importe la hora.
Somos locos que habitan el verano de forma fugaz despuntando la aurora.
Madrugadas de tiendas, conversaciones y quitarnos la soledad riendo la vida.
Celebrar nuestra alegría.
Quemar kilómetros como poesías en movimiento.
Detener el tiempo viviendo deprisa, frenando las derrotas, sacando luz a las listas de esperanzas hasta quedarnos por sobredosis de risas sin aliento.
Somos el futuro de mil viajes dibujados en el cielo.
La libertad del constante destino que construimos sabiendo lo que hacemos.
El horizonte atlántico en el firmamento.
Somos
los poetas luminosos para curar las caídas y tropiezos.
Y hoy,
en este instante, en este momento,
yo proclamo
que algún día viajaré sin ponerme fronteras, sin ponerme fecha de regreso.
Soy
el efímero poeta
volando libre en el viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario