domingo, 25 de noviembre de 2018

Ahogar las heridas

1. EXT CALLE MONTE ALTO NOCHE

Es un noche fría y ventosa, desagradable. Un hombre, joven, camina solo la calle mientras de fondo suena el gemir del viento y el mar embravecido del Orzán. El hombre camina enfundado en su gabardina que apenas lo ampara de la lluvia, las manos en los bolsillos, el rostro cabizbajo. Camina rápido, con prisa, como queriendo protegerse de la noche. Cruza rápido por medio de la carretera, pisando charcos, levantando estelas de agua a su paso. Tuerce a la derecha y desciende por una calle empinada. Al pisar la tapa de una alcantarilla da un pequeño resbalón que le hace emitir un gruñido de enfado. Tuerce a la izquierda y poco después nuevamente a la derecha. Entra en un bar desolado.


2. INT BAR NOCHE

Las mesas de madera están situadas indistintamente, sin un orden concreto. El ambiente decadente del lugar contrasta con la música alegre que suena con volumen bajo por los altavoces. El hombre se sienta en una de las mesas, la que parece menos asquerosa. Se pide una copa y comienza a beberla en silencio, escrutando desinteresadamente el fondo del vaso. Permanece un rato así, no sabría precisar cuánto. De repente entra alguien en el bar. Una mujer. Parece joven, no llegará a la treintena. Va enfundada de un abrigo rojo del que se desembaraza al entrar. Busca con la mirada por las mesas hasta que encuentra la mirada de RAÚL. Él levanta el brazo y la saluda.


RAÚL
Ey, Alicia, estoy aquí, no me irás a decir ahora que en medio de este antro no me has visto.


ALICIA le sonríe desde la puerta, la sonrisa es sincera, pero la mirada resulta triste, tremendamente triste, como si algo le impulsase a estar allí, pero en realidad no quisiera. Se aproxima con paso indeciso y se agacha para dar dos besos a RAÚL, quien le responde sin ponerse de pie y la invita a sentarse con un gesto del brazo.


RAÚL
Por un momento pensé que no vendrías.


ALICIA
Yo también pensé que no vendría.


RAÚL
Pero has venido.


ALICIA
Sí, he venido.


RAÚL
Camarero, sírvale una cerveza a mi acompañante y póngame otra copa de lo de antes, pero esta vez no me racanees el alcohol.


El camarero asiente y comienza a trajinar tras la barra. Mientras tanto RAÚL se recuesta sobre la mesa apoyando los codos sobre esta, su cara entre los nudillos y la mirada sonriente. No parece la misma persona desde que entró ALICIA.


RAÚL
Estás muy guapa ¿lo sabías? Seguro que sí, te lo deben de decir a todas horas.


ALICIA
(cortesmente)
Gracias, tú… tú también. Pareces estar bien. ¿Qué haces?


RAÚL
Vivo. Como siempre.



ALICIA
Siempre igual… Me refería que ¿a qué te dedicas?


RAÚL
Ya sabes, lo que venga, hoy aquí, mañana allí. Un poco de esto, un poco de aquello. Lo de siempre.


ALICIA asiente en silencio. No sabe muy bien qué decir. Intenta decir algo, pero las palabras no llegan a salir de su boca. Vuelve a apoyar la espalda en la silla y mira a fijamente a RAÚL. El silencio desteje su manto entre los dos durante unos minutos que parecen interminables. En ese momento llega el camarero y coloca sobre la mesa la copa y la cerveza. Inmediatamente, sin esperar respuesta se marcha a su puesto tras la barra. Ninguno de los dos ha dicho nada durante ese tiempo. Es ALICIA quien decide romper el silencio.


ALICIA
Raúl ¿por qué me llamaste?


RAÚL
Te echaba de menos.


ALICIA
Siempre me echas de menos, pero luego cuando estoy pareces echarme siempre de más. Sigues igual. No has cambiado ni un ápice.


RAÚL
Tú en cambio sí has cambiado.


ALICIA
Sí.


RAÚL
Se te ve mejor que cuando estabas conmigo. Más feliz. Menos triste. Antes tenías siempre esa sonrisa triste. Sí, esa, justo esa que tienes ahora mismo.


ALICIA
Raúl, no entiendes nada, nunca has entendido nada. ¿Recuerdas la última vez que nos vimos?


RAÚL
Nos acostamos.

ALICIA
(suspira)
Sí, nos acostamos, pero no me refería a eso. Antes de eso, la noche esa. Tú ibas borracho y hasta arriba como siempre, como supongo que irás ahora.


RAÚL
Sí.


ALICIA
¿Por qué?


RAÚL
¿Por qué qué?


ALICIA
¿Por qué estás puesto si sabes que estaba harta de vivir eso?


RAÚL la mira con extrañeza, como si acabara de ver un extraterrestre. Tuerce la cabeza tratando de entender la pregunta. Echa mano a su copa, un trago largo, interminable, hasta terminarla del todo. Cuando la termina mira el fondo vacío y vuelve a posarla con cuidado sobre la mesa. Se queda mirándola largo rato hasta que levanta la mirada y se encuentra con los ojos de ALICIA.


RAÚL
(con indiferencia)
Es la única forma que tengo de vivir. Ya lo sabes. No soporto esta existencia. Del curro a casa, de casa al curro. Y mientras tanto un par de chorradas por el camino para distraerte unas horas y vuelta a empezar la misma mierda. No es vida.




ALICIA
(triste)
No es vida. Esa no es vida. Pero podría haberlo sido. Si tú hubieras querido habría podido serlo. Y habría sido totalmente diferente si hubieras puesto de tu parte.


RAÚL
Puede que sí… o puede que no… ¿Quién sabe?


ALICIA
(resopla resignada)
Como te decía… Ese último día que nos vimos ibas hasta arriba y te cabreaste por una chorrada con un tipo del bar. Os peleasteis. Te partieron una jarra en la cara y yo tuve que llevarte a casa. Te curé uno a uno todos los cortes. Como siempre. Siempre he curado uno a uno todos tus cortes mientras tú decidías seguir destruyéndote. Y me cansé.


RAÚL
Pero lo hicimos.


ALICIA
Sí, lo hicimos. Porque te quería… y por desgracia aún te quiero. Pero esto no puede ser.


RAÚL
¿Qué te lo impide?


ALICIA
Tú.


RAÚL la mira en silencio, no sabe qué responder. Alicia se levanta y se pone el abrigo. Él no hace ningún amago por detenerla.


ALICIA
Adiós, Raúl.


RAÚL no responde, la mira en silencio mientras la ve marchar. ALICIA se detiene en la puerta. Parece esperar algo, una señal, un amago de detenerla, una despedida, algo… algo que no llega. Permanece un par de segundos quieta y finalmente se pierde entre la cortina de lluvia. RAÚL continúa en silencio, mira hacia el vaso vacío y lo empuja ligeramente hacia el borde de la mesa.


RAÚL
Adiós, Alicia.


Empuja del todo el vaso hasta dejarlo caer. Este impacta contra el suelo y estalla en mil añicos. RAÚL se queda mirando el lugar donde antes estaba la copa.


RAÚL
Camarero, póngame otra.



FIN





* Los personajes de Escandar Algeet querían una segunda oportunidad, supongo que por eso trataron de colarse en esta nueva versión Semáforo en rojo * 

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