rompiendo la paz interior en mil pedazos,
astillando el presente,
inundando el pasado,
huyendo sin retorno al rincón de los sueños fugados.
El mar se escapa en un verso robado,
vientos del pueblo de madrugadas escapados,
salitre en la piel,
paz en los labios,
vuelta sin freno a los años apelmazados.
El verso se escapa como una ola en las manos,
rompiente del tiempo olvidado,
ventana secreta de Monte Alto,
recuento certero
de libertad que respiramos.
Sin retorno
ya nunca jamás.
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