martes, 6 de noviembre de 2018

Vidriera naturalista

En el alto valle verdoso,
la hierba cimbrea sus briznas
y el sol arrulla el sueño
y el viento acaricia fantasías.

En grácil mar calmado,
la luna riela su aliento
y las estrellas danzan su vida
y las escamas bailan su juego.

En la frágil loma pausada,
el silencio asoma sus pasos
y las nubes dibujan estelas
y el cielo reluce sagrado.

En la vibrante marea estelada,
llegan sonidos de olas
y cristales de plata azul
y salobre mirada que aloja.

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