Tropiezos en la vida tendremos más de los que podemos contar,
ahí reside el quiz de la cuestión:
en no dejarse caer en cada tropiezo
o elegir que tu mente te domine
y te susurre que no hay solución para tanta mierda,
y cuando eso pasa
te lo crees
aunque sepas muy en el fondo que no deberías,
es como esos saltos al vacío de los que desconfías
pero algo dentro de ti te incita a volar
durante unos instantes
hasta que caes después de haber descubierto lo que significa la palabra vivir.
Tengo un juego de libertades listo para cuando te acaricie la confianza,
labios que hacer hogar,
besos que convertir en sueños,
susurros distantes que hacer infinito en apenas unos centímetros de distancia,
qué mirada tan profunda tienes cuando sonríes
pero que excitante cuando lo haces de forma felina
retorciéndote en un universo de arte
que saborea fantasías en blanco y negro y dispara imaginación,
como cuando me mandas una de esas fotos que sin esperarlo me hacen transportarme hasta ti
y bueno
aprovecharnos al máximo
haciéndonos nuestros,
mirándonos entre las piernas y sacando pecho
hasta sonreír, suspirar y explotar,
todo a un tiempo,
supongo que todo eso es volar
y yo siempre he sido un Ícaro tratando de convertir la leyenda en realidad sobre tu piel;
desvísteme las penas
que ya me encargaré yo de acariciarte una a una todas tus heridas
hasta que brillen por si mismas,
una mano de apoyo nunca viene mal para alcanzar el orgasmo
eso lo sabes tu bien, sobretodo si estamos ocupados besándonos.
Toda una poesía para dispararte versos
uno tras otro
como quien solo es capaz de buscarte homenajes entre las letras
e ilusiones entre tus dedos;
sonrisa de atardecer a orillas del Atlántico,
esperanza de volar sobre las curvas de tu espalda
-cómo te deslizas cuando sabes lo que buscas en mi cuerpo-
y aroma a libertad al calor de tu pecho,
déjame descansar en ti
que mientras tanto trataré de hacerte un poema eterno que te haga brillar por dentro.
Gracias por el viaje, seamos efímeros sin miedo.
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