A orillas del Atlántico
donde nos lleva el viento
nos topamos con el camino
que siempre recorreremos.
A orillas del mar de enero
los ojos de octubre
nos recuerdan donde estaríamos
cuando dejemos de mecernos.
A orillas de esta niebla
que entre los vendavales
levantan el vuelo,
solo entonces podremos soñar con lo que soñemos.
A orillas de un mundo de recuerdos
nos balanceamos en la cuerda floja
a miles de metros del suelo
y es ahí donde estaremos.
Y es ahí donde estaremos
cuando nos encontremos.
Y es ahí donde estaremos.
Y es ahí donde estaremos
cuando nos encontremos.
A orillas de esta mar que es nuestro
el universo cobra fuerza en un atardecer de estreno
y el horizonte nos invita a perdernos
y el viento nos lleva lejos; lejos; muy lejos.
A orillas del Atlántico
será ahí donde estemos.
A orillas del Atlántico
será donde los recuerdos vivan eternos
cuando llegue el momento
en el que en la libertad del horizonte nos encontremos.
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