A veces la angustia existencial se revuelve en un remolino de dudas, y las cartas de la baraja revolotean en el aire como si la caída fuese a marcar la diferencia. Los poemas sirven para aliviar las penas, pero no siempre la raíz del problema se puede solucionar con una simple ristra de palabras aderezadas al gusto del consumidor. Y mientras intentamos encontrar el rumbo, el mundo continua retumbando al son de todas las rumbas que intentan extinguir las lágrimas del corazón.
No siempre sabemos lo que queremos, pero los versos se fugan conscientes de que jugar a las escondidas no va a solucionar nada. Y nada es todo lo que queda cuando el futuro se fugó en una densa niebla de incertidumbres. Dame la mano y tiremos los dados, que si hay suerte puede que tengamos otra oportunidad para apostar al todo o nada.
Cuando el cielo se nubla, el sol se va harto de intentar aliviar nuestros miedos; y no le culpo, no todos son capaces de soportar la desidia de una vida que se nos escapa entre los dedos por muchos vanos intentos con los que aspiremos a alcanzar todas nuestras metas. Y dentro de este cuarto que huele a muerto, el tiempo se detuvo, recordándonos de que la realidad no nos va a esperar siempre, a pesar de todas nuestras caídas, tropezones y decisiones.
Si la noche llora será que el poeta aún tiene algo que escupir, una decadente danza que ejercitar, una melancólica conversación con el folio en blanco, con la ventana abierta, con el humo del cigarro escapándose entre las manos; dejando a su alrededor una simple rima de suciedad con la que adornar la cotidianidad, los sueños y los puntos de fuga en busca de la libertad.
A veces la lucha por continuar nos lleva a callejones sin salida, es ahí y no en otro momento, cuando debemos mirar atrás, a los lados y saltar, escalando si es necesario para poder hallar algún lugar hasta el que llegar. Puede que el porvenir sea confuso, nebuloso y terrorífico, pero si es de tu mano, puedo todavía dar más de tres pasos con los ojos vendados, a ver si así logramos cambiar nuestro destino. Porque contigo me siento un poco menos perdido, y creo que puedo salir adelante a pesar de todos los baches y obstáculos que se topen una y otra vez conmigo.
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