y el mundo era un gran mapa de caminos a seguir.
Pero los planes pocas veces salen como esperamos y pronto comprobamos que estábamos hechos para el fracaso. Las horas ya no eran nuestro refugio y el viento solo soplaba en nuestra contra esperando vernos caer.
Cuanto más crees llegar a ser, antes el cielo se nubla.
Y el nuestro solo era una tormenta interminable en la que ahogarnos.
No quiero ser pesimista ni agorero, pero cuanto antes aprendáis a estar muertos menor será el golpe contra el suelo.
Sonreíd, porque solo queda dar vueltas sin rumbo por el tablero aguardando a perder el tiempo, las fantasías y todo lo que aspiraseis a tener algún día, aunque fuese lejos.
Sigue,
que aun quedan pasos y lamentos para sufrir en silencio.
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